01 noviembre 2008

La Purga


Elena está acostada en la cama de su hermana mirando al techo. Cecilia, de costado, apoya su rodilla en la pierna de Elena en una posición semi-fetal, su nariz toca el hombro y su brazo cruza la clavícula de Elena. Cerrando fuerte los párpados, dice:

-Gracias por bancarme loca. Gracias, en serio.

Cecilia percibe un cambio en la respiración de Elena.

-No me agradezcas tanto. –le responde.

El brazo de Cecilia, a la altura del codo, percibe un repiqueteo.
Es el corazón de Elena que va tomando fuerza. Cecilia quiere preguntar. Abre la boca pero no sale ningún sonido, su propio corazón comienza a acelerarse. Abre los ojos justo a tiempo para ver los labios resecos de Elena abrirse con dificultad y pronunciar:

-Soy una basura. No merezco que me agradezcas nada.