23 septiembre 2008

Timing


-Hola, Luis? Estás en el centro? Nos encontremos en cuarenta minutos, te parece? Laprida y Santiago. Si? Beso.

Pensé en la cantidad de ganas que parecía tener él la última vez que nos vimos, tan cargados de energía sexual reprimida a lo largo de los años, y no pareció una mala idea, si volvía a mi casa sola seguramente iba a ver la tele hasta enloquecer.

Lo esperé como quince minutos. Primero me sentí aliviada de poder pensar un poco, acomodar la cabeza, pero después comencé a impacientarme. No era normal, nada normal, no me gusta esa esquina, tiene una carnicería. Camino un poquito hacia la dirección de donde se suponía que tenía que venir. “Y, papi? Venís?” resumo en un mensajito. Mientras lo espero, tres personas me preguntan si para ahí el 134, dos se besuquean ante la mirada de unos ancianos, y una me mira de arriba abajo, lo cual provoca que mire para ver si tengo algo en el pantalón o en la remera. Todo en orden.
Estoy apoyada sobre el poste de una parada de colectivo, él pasa a mi lado y no me ve, parece apurado, está escribiendo un mensaje de texto.
Lo persigo. Luis! -Se da vuelta-. Me pasaste por el costado! –Le digo- Me hiciste asustar, boluda… -contesta-

Hace un tiempo que pienso en acostarme con Luis, después de todo nos conocemos hace diez años, casi no tenemos amigos en común, nos gustamos y nos reímos mucho. Mi estado de ánimo de hoy, sólo ha actuado de propulsor, puede decirse que fue una llamada espontánea, pero de algún modo sí había sido (pre)meditada mucho tiempo antes. De cualquier manera había una parte de mi cerebro que se autoconvencía diciendo, ‘son sólo unos besos y listo’.

Cruzamos la calle, caminamos rápido, ¿adonde vamos? -pregunta- A mi casa. –respondo- Ah. Bueno. Dice.

Casi no hablamos durante las 12 cuadras que separan el centro de la ciudad de mi departamento. Llegué a preguntarle como estaba y a comentarle que lo había llamado porque él era el único que podía sacarme el mal humor. N
o llegamos a comunicarnos. Se quejó del rápido paso que llevaba.

Luis es alto, tiene apariencia de hombre fuerte, de esos que abrazan lindo, que pueden protegerte de cualquier cosa. Tiene los labios carnosos y los ojos pequeños, es conocido en la oficina donde trabaja por ‘distraer’ a las chicas de Atención al Público y hacer temblar las piernas de la novia del abogado Junior.

Pasá, ponete cómodo. Yo voy al baño, ya vengo. Mientras hago pis, pienso que no me parezco en nada a esas chicas de la oficina. 'Cinco tienen tetas hechas', me había dicho un día, entre sorprendido y orgulloso. 'Ajá, mira vos'.
Se cuelga mirando los discos, no conozco nada de esto, dice. Ajá.
Me toca la boca y me agarra la cintura. Vení. Nos besamos mucho, calientes, apurados, como si tuviéramos que hacer todo lo que no hicimos en diez años, ‘así son las primeras veces, no?’. No estoy nerviosa, esto es natural. Demasiado. Casi no siento nada. Me acorrala en la pared, me da vuelta, me besa el cuello, pongo un poco de resistencia, la suficiente como para que quiera agarrarme más fuerte. Lo arrastro hasta la cama, me levanta la remera, me desabrocha el pantalón, le muerdo el cuello. Por un segundo veo la llave puesta del lado de afuera y me levanto de un salto. Quiere agarrarme, pero no puede, soy más ágil de lo que él supone. Llego a la puerta, la llave está adentro. Falsa alarma, le digo, me arrojo encima de él nuevamente, nos besamos, pero no está tan bueno, me siento rara. No sé si es él o si soy yo. Sigo besándolo durante un rato, con la cabeza en otro lado, cuando vuelvo, me doy cuenta de que él también me besa mecánicamente. Me asusto, ‘qué pasa?’ pienso. No hay respuestas. Freno todo el asunto. Lo miro a los ojos. Luis, sos transparente. Te conozco hace mucho tiempo. Qué te pasa. Sus ojos brillantes se escapan de mi mirada. Siento un momento de poder. Está ahí abajo, indefenso, un cachorrito.
La pregunta también es para mí.
Pasa que quise hacerme la valiente, probar que no estoy poniendo todos los huevos en una misma canasta, que soy capaz de manejar situaciones paralelas a lo que estoy sintiendo y básicamente tener una alternativa, un plan B. Pero no. No es que no sea capaz, estoy aquí, puedo hacerlo, pero no quiero. No tengo ganas. Y evidentemente él tampoco.
Las cosas están bastante más complicadas desde la última vez que nos vimos, me dice. Ajá, contesto, y no puedo dejar de pensar cuan diferentes -y complicadas- son para mí también.

Me recuesto a su lado, me besa la mejilla, y se apoya sobre mi cabeza. Se duerme, siento el peso de su cuerpo sobre el mío. Yo estoy adormecida, pero sin abandonar completamente la lucidez, pienso en miles de cosas al mismo tiempo, estoy mareada, me duele un poco la cabeza, durante un rato largo cierro los ojos.

Luis, tengo hambre, pedimos una pizza?

25 comentarios:

moipaprika dijo...

me encanto.
Buenisimo.

No me importa si es ficcion o es real, o si es mezcla, pero hiciste un cuento inolvidable en mi mente.

Au Revoir.
Gracias.

theremin dijo...

UHHHHHHHHHHH

La Ex dijo...

Es un excelente relato. ¿Habrá segunda parte? Me llamó la atención el nombre de tu blog, yo siempre pensé que a los gatos les gustaba ponerse en lugaresdonde fastidiar al resto, por ejemplo sobre el capó del auto cuando tienes que salir y no te dejan ver si topas o no con las cosas que hay al frente, o sobre tus piernas justo cuando te pusiste ropa limpia y te dejan llena de pelos multicolores.
Te invito a revisar mi blog http://soylaex.blogspot.com

theremin dijo...

los gatitos NO molestan!

Anónimo dijo...

¿cuanto falta para que las mujeres descubran la pornografía?

Anónimo dijo...

tictac tictac tictac tictac 15 minutos tarde tictac tictac tictac
10 años de atraso tictac tictac no puedo no quiero no da tictac tictac tictac tictac me suena conocido tictac tictac tictac

theremin dijo...

moz yo voy a hacer un libro con tus coments.

lombriza dijo...

juanits: que bueno que te haya gustado. inolvidable. tremendo adjetivo. ficcion, realidad, a quien le importa, siempre hay de los dos.
beso

theremin. no es pa tanto che.

la ex: no creo realmente que haya segunda parte. pero bueno, nunca se sabe...
y con respecto a los gatos, la verdad que veo esa costumbre de ponerse en lugares "molestos" más como una manera de hacerse notar, de pedir atención, sin babear o ladrar... je.

y si, les gustan las alturas, se sienten seguros, pueden observar mejor el panorama.

lombriza dijo...

theremin: tranquila, los gatos si molestan, y está perfecto que lo hagan. molestame que me gusta.

anónimo: 500 años 5 meses y 42 días.

moz: !!! ya estaba extrañada... es que he posteado demasiado este ultimo tiempo debe ser...

theremin: definitivamente

Anónimo dijo...

Theremin, yo YA HICE un libro con tus posteos. Y con los de la lombriz TAMBIEN. Se los muestro sólo a desconocidos, pero que tengan onda.
Y después los vendo -eso sí,a muy buen precio-.
Jajajjj

Cada día las quiero más. Son hermanas uds? Novias?

lombriza dijo...

JAJAJAJAJA uh que bueno!!

tenemos un poco de hermanas, un poco de novias, nos faltaría la sangre y el sexo nomás.

mmm depende de donde vivas te creo eso de las ventas, porque si es acá en tucson, la gente no quiere pagar ni la cerveza... vové

Anónimo dijo...

Ah, son como un matrimonio entonces...

theremin dijo...

moz piensa como un verdadero escritor, adornando las cosas hasta el extremo novelesco necesario. las opciones son novias o hermanas. jajajaja. si supiera q la realidad a veces es mucho más como una planicie.

lombriza dijo...

UUUUUHHHHHHHHH

tremendo. tremendo. tremendo. tremendo!!!!

(para los dos va)

Anónimo dijo...

Estuvo bueno terminar el relato allì.

Seguro que despues de la pizza cogieron muy mal, y destruyeron la historia.

lombriza dijo...

ya ni nick... : tal vez si, tal vez no. nunca lo sabremos. ni vos, ni yo, ni nadie. ya dije que no me gustan las segundas partes.

lombriza dijo...

moz: sabés que acabo de entender tu primer comment. soy absolutamente cualquiera, creo que lo había leido muy a las apuradas. lo digo, porque merecés realmente una reivindicación.

(y a pesar de tus locas fantasías lesbico-matrimoniales)

Miguel Rodríguez dijo...

Vaya historia. Además narrada con mucho estilo...

Estuve leyéndote y me la pasé bien.

las fotos están geniales!

Anónimo dijo...

Los gatos dejan las piernas llenas de pelos multicolores?
Que raro.

Buena la historia ,LL , como siempre.

La Ex dijo...

Muchas gracias por el post! se agradece!
Ya actualizamos de nuevo, sigues mas que invitada a pasar.

Saludos!

MaRiPoSa dijo...

La tension sexual perfecta me parece que se les paso unos 5 años y llegado el momento se dan cuenta que se conocen DEMASIADO por lo que realmente NO DA

Por lo menos a mi me paso es con un amigo creo que nos conociamos tanto que nos dimos cuenta que NO DABA

Saludos!

lombriza dijo...

dueño de los cajones: muchas gracias...!

con respecto a las imágenes, hay de todo un poco de las más viejas hay algunas mías, otras de autor (especificadas creo) pero en general son propiedad de google images, pero sí escogidas con sumo cuidado, siempre las busco como un complemento de los textos, no son azarosas. o eso intento por lo menos. je . besos!

f.guerra: y si, hay gatos de colores, los de tres colores posta son mujeres. en general parecen pelos blancos, aunque sean de otro color, pero hay varios colores de gatos!!! besossss!

la ex: más saludos. estaré pasando entonces.

mariposa: y si, parece que es así nomás... besotes.

moipaprika dijo...

postea otro!

AMB dijo...

yo tenia una gata de tres colores. que dio bocha de gatitos de muchos colores

Pol Marías dijo...

Llegó tardísimo, Lombricita, y justo hablando de timing...

Leí etas líneas de cabo a rabo y, al final, después de tantos encantos y que-sí-que-noes, no encontré respuesta a la intriga principal: ¿paraba o no paraba allí el 134?

besos!

p.